Tres de los cuatro recuerdos que aún le quedaban de él estaban borrándose con el tiempo, ya no le hacían sentir lo mismo cuando los sacaba para vestir, el cuarto lo había omitido, fue guardado en el fondo de un armario, la llave se había perdido entre los muchos reproches. Cada fin de mes, cuando la melancolía la visitaba, subía al ático y por el hueco de la cerradura daba un vistazo al cuarto recuerdo…. Y allí estaba… tan frágil como siempre, era un abrazo bajo la lluvia acompañado de un largo beso, mostraba los tiempos en que él la amaba.
Termina de contemplarlo, se asusta, se siente pequeña y las fuerzas le faltan dejando caer al suelo su jodido cuerpo. Y así cada fin de mes el show vuelve a empezar.

Comentarios
Publicar un comentario