Aquella joven cuyo único interés era disfrutar la vida, jamás pensó que en un primer acto lo encontraría... tan enérgico por la vida, con guitarra en mano como los buenos bohemios, cantándole al desamor y a las trivialidades de la vida.
Nadie supo como pasó, pero poco a poco se instaló en su rutina, el día favorito de ella era aquel en el cual lo contemplaba mientras cantaba, fotografiarlo parte de su nuevo trabajo, apoyarlo su emergente vocación. El tiempo pasó y en el segundo acto sin más remedio catastróficamente se enamoró...
El tercer acto les sorprendió, ella se llenó de atardeceres escuchándolo cantar, pero ellos sólo eran cuestión de tiempo... Tiempo que se volvía cada vez más corto con cada acción que aquel músico elegía.
Ahora ya no son cuestión de tiempo, ahora son dos historias diferente.
Para ti la princesa de aquel otro relato, siempre te admiré por enfrentarlo todo tan bien.Fotografías de mi querida y surrealista Alma Mtz.

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